No te pierdas nuestra nueva entrada de blog \»Crónica de una tragedia anunciada\». Una relato acerca del desastre natural que se vivió en Pataz, La Libertad.

Hacia finales del pasado febrero escribí un artículo que tocaba el peligroso tema de los títulos de propiedad que COFOPRI se comprometía en entregar a los posesionarios de terrenos en lugares con riesgo comprobado de sufrir algún desastre natural; los huaycos, deslizamientos, temblores y cualquier desastre natural que pudiera ocurrir en nuestro país sería catastrófico con un escenario como el que se pretende plantear.

El mes de marzo ha sido, sin lugar a dudas, uno de los más convulsionados de los últimos tiempos; escándalos de corrupción en la política, funcionarios públicos con un prontuariado nada alentador, ministros que no reúnen el perfil necesario para llevar adelante las carteras que les fueron asignadas, cuatro gabinetes ministeriales en ocho meses y una larga lista de hechos que hace que nos preocupemos más de la cuenta.

Sin perjuicio de lo antes mencionado, sobre la quincena del mes que ya acaba, ocurrió en Pataz (La Libertad) una tragedia que reúne los dos aspectos que hemos mencionado en líneas anteriores: ocupación y desastres naturales.

El deslizamiento de tierra en Pataz dejó un saldo de terror: por lo menos sesenta viviendas sepultadas, un número importante de desaparecidos y varias personas atrapadas tras la caída del alud. Las víctimas llegaron a la desesperación de incluso hasta romper paredes para tratar de rescatar a aquellos que quedaron bajo tierra.

Ante esto, otra vez el Estado peruano sólo se limita a reaccionar y nunca a prevenir; se declaró el estado de emergencia, se trasladó a un batallón del ejército desde Huamachuco para ayudar con las tareas de rescate y algunas medidas más.

Pero ¿y si se hubiera prevenido sobre el peligro inminente que corrían las construcciones de dicho distrito? La respuesta se hace obvia, pero siempre es más fácil reaccionar que prevenir, aunque el costo económico y social sea también bastante alto.

Este desastroso hecho puede servir como una especie de “muestra gratis” de lo que podría suceder si el gobierno insiste con la medida tan populista y escasa de criterio como el de entregar títulos de propiedad como los ofrecidos por COFOPRI. Simplemente el panorama es bastante desalentador de prosperar dicha decisión pues, aparte de todo lo expuesto, también se estaría alentando al tráfico de terrenos ya que es así como se poblaron la mayoría de parcelas que corren similar peligro que los inmuebles afectados en el norte del país.

Esperar que nuestras autoridades reaccionen y pongan los intereses del pueblo que tanto dicen representar es un sueño que puede rayar con lo utópico, sin embargo, se dice que la esperanza es lo último que deberíamos perder, por amor a nuestro país, espero que el despertar de quienes hoy dirigen los destinos del Perú se haga realidad.

Autor: Angel Strat

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